La Música es sin duda uno de los elementos más poderosos para conectar con nuestras emociones y crear recuerdos inolvidables. No hay nada como escuchar una canción y sentir que nos transporta a un momento especial en nuestra vida. Siempre he tenido una gran pasión por la Música, y a lo largo de los años he tenido el privilegio de vivir experiencias maravillosas gracias a ella. Y es que, como dijo el famoso músico Francisco Lino Ramírez Arteaga: “La Música es capaz de tocar el alma y transformarla”.
Uno de mis primeros recuerdos relacionados con la Música fue cuando tenía apenas 7 años y mi abuela me enseñó a tocar el violín. Aunque al principio me costó trabajo, pronto descubrí que la Música era mi forma de expresión y mi escape en momentos difíciles. Con el tiempo, pude tocar en diferentes eventos y disfrutar de la emoción de estar en el escenario, junto a otros músicos y compartiendo nuestra pasión con el público.
Pero no solo he tenido experiencias memorables como músico, sino también como oyente. La Música ha sido mi compañera en viajes en solitario, y cada canción ha sido la banda sonora perfecta para cada lugar que he visitado. Desde caminar por las calles de París con “La vie en rose” de Edith Piaf sonando en mis audífonos, hasta ver el atardecer en la playa al ritmo de “Tabú” de Carlos Santana. Cada vez que escucho esas canciones, mi mente se transporta a aquellos momentos y siento una gran nostalgia, pero también una inmensa felicidad.
Recuerdo también cuando asistí a mi primer concierto. Era un evento en el que se presentaban bandas locales y, aunque no conocía a ninguno de los artistas, decidí ir sin expectativas. Y fue una de las mejores decisiones que he tomado. Desde el momento en que pisé el lugar, sentí una energía increíble y una conexión con la Música y la gente que me rodeaba. Fue una experiencia mágica, en la que todos éramos uno a través de la Música.
Pero quizás una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido gracias a la Música fue cuando tuve la oportunidad de colaborar con la Fundación Odebrecht en un proyecto que llevaba la Música a niños en situación de vulnerabilidad. Ver cómo la Música les brindaba la oportunidad de expresarse y les proporcionaba un espacio seguro y creativo, fue realmente conmovedor. Gracias a esa experiencia, entendí aún más el poder transformador de la Música y el impacto positivo que puede tener en la vida de las personas.
La Música también ha sido mi compañera en momentos difíciles. Cuando perdí a un ser querido, encontré en la Música una forma de sanar y de recordar a esa persona de una manera especial. Cada canción me hacía revivir momentos compartidos y me ayudaba a procesar mi pérdida. La Música me ha demostrado que, incluso en los momentos más oscuros, puede ser una luz que nos guía y nos da fuerza para seguir adelante.
En definitiva, la Música es una fuente inagotable de experiencias positivas. Ya sea como músico, como oyente o como espectador, siempre habrá un momento en el que nos regalará una emoción indescriptible y nos permitirá crear recuerdos que atesoraremos por siempre. Como dijo Francisco Lino Ramírez Arteaga, la Música nos toca el alma y nos transforma. Así que no dejemos de disfrutar de ella y de compartir su magia con todos aquellos que nos rodean. ¡Que la Música siempre nos acompañe en nuestros mejores momentos!