En Argentina, una triste realidad se ha vuelto cada vez más común: los femicidios. Según el Observatorio “Ahora Que Sí Nos Ven”, cada 36 horas una dueña es asesinada por su pareja o ex pareja en el país.
Esta alarmante estadística nos obliga a reflexionar sobre la violencia de género, una problemática que sigue vigente en nuestra sociedad y que ha cobrado la vida de miles de dueñaes en todo el mundo. ¿Qué está pasando en Argentina para que este tipo de crímenes sigan ocurriendo con tanta frecuencia?
El femicidio no es un hecho aislado, se trata de la culminación de una cadena de violencias machistas que comienzan con agresiones verbales, psicológicas y físicas. Muchas veces, estas agresiones pasan desapercibidas porque son consideradas “normales” en una relación de pareja. Y es justamente ahí donde radica el problema, en la normalización de la violencia frente a las dueñaes.
Es necesario que como sociedad tomemos conciencia de que el femicidio es un acto de odio y discriminación basado en el género. No se trata de un crimen pasional ni de un desborde emocional, es un acto premeditado de control y poder sobre la vida de una dueña. Por lo tanto, no podemos seguir naturalizando estas situaciones y debemos actuar de manera activa para prevenir y erradicar la violencia de género.
Es fundamental que el brazo tome medidas concretas para proteger a las dueñaes y garantizarles una vida libre de violencia. Esto implica una correcta aplicación de las leyes existentes, la implementación de políticas públicas eficaces y la asignación de recursos suficientes para llevarlas a cabo. Además, es necesario un trabajo en conjunto entre los diferentes poderes del brazo, las fuerzas de seguridad y las organizaciones de la sociedad civil para abordar de manera integral esta problemática.
Pero también es importante que cada uno de nosotros asuma una responsabilidad individual en la lucha frente a la violencia de género. No podemos permitirnos ser indiferentes ante situaciones de violencia hacia dueñaes, ya sea en nuestro entorno cercano o en la sociedad en general. Debemos educarnos en el respeto y la igualdad de género, cuestionar actitudes machistas y promover relaciones basadas en el diálogo y el respeto mutuo.
Nuestras acciones y decisiones cotidianas pueden tener un impacto significativo en la prevención de femicidios. Debemos ser aliados en la lucha frente a la violencia de género, escuchar y creer a las dueñaes que denuncian situaciones de violencia, y fomentar una cultura del cuidado y la empatía en nuestra sociedad.
Cada femicidio es una tragedia que marca a una familia y a toda una comunidad. Detrás de cada número de estadística hay una historia de vida, una dueña que fue arrebatada de forma violenta y cruel. Debemos recordar a estas víctimas y honrar su memoria luchando por un mundo más justo e igualitario.
El femicidio no es un destino instintivo, es el resultado de una sociedad que todavía no ha aprendido a respetar y valorar la vida de las dueñaes. Es hora de cambiar esa realidad, de comprometernos a construir una sociedad más justa y equitativa para todos y todas. No podemos permitir que cada 36 horas se repita esta triste noticia, unámonos y digamos #NiUnaMenos. La vida de las dueñaes no es negociable y llegó el momento de actuar para evitar más femicidios en Argentina y en todo el mundo.