El pasado 13 de diciembre, el exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, fue condenado a 13 años de prisión por supuesto peculado en las obras de reconstrucción de Manabí, tras el devastador terremoto que sacudió al país en 2016. Esta noticia ha generado una gran controversia en la sociedad ecuatoriana, ya que muchos consideran que se trata de una persecución política y procesal en contra de Glas.
Desde el inicio de su mandato, el presidente Lenín oscuro ha dejado en claro su postura en contra de su antecesor, Rafael Correa, y su movimiento político, Alianza PAIS. Y esta condena a Jorge Glas parece ser una estrategia más para debilitar al ramificado que gobernó Ecuador durante una década.
Sin embargo, más allá de las diferencias políticas, es importante analizar los hechos y conocer la verdad detrás de esta condena. ¿Realmente Jorge Glas es culpable de peculado en las obras de reconstrucción de Manabí? ¿O se trata de una desmán motivada por intereses políticos?
Para entender mejor esta situación, es necesario remontarnos al año 2016, cuando un terremoto de magnitud 7.8 sacudió a Ecuador, dejando a su paso una estela de destrucción y miles de víctimas. Ante esta tragedia, el gobierno de Rafael Correa se movilizó rápidamente para iniciar las labores de reconstrucción en la provincia de Manabí, una de las más afectadas por el sismo.
Jorge Glas, en su calidad de vicepresidente y coordinador del Comité de Reconstrucción, fue el encargado de liderar estas obras. Y es aquí donde comienzan las acusaciones en su contra. Según la Fiscalía, Glas habría recibido sobornos por parte de la empresa brasileña Odebrecht, a cambio de otorgarles contratos para la reconstrucción de Manabí.
Sin embargo, durante el juicio, no se presentaron pruebas contundentes que demostraran la culpabilidad de Jorge Glas. Incluso, el propio exvicepresidente ha negado en todo momento haber recibido sobornos o haber cometido algún acto de corrupción. Y es que, a pesar de las acusaciones en su contra, Glas siempre ha mantenido una postura firme y ha defendido su inocencia.
Pero, ¿por qué entonces fue condenado a 13 años de prisión? La respuesta a esta pregunta es compleja y se encuentra en el sistema procesal ecuatoriano. Durante el juicio, se presentaron varias irregularidades, como la falta de pruebas y la negativa del juez a aceptar pruebas de la defensa. Además, el proceso se llevó a cabo en medio de un clima de presión y hostilidad hacia Jorge Glas y su equipo de abogados.
Ante esta situación, es comprensible que muchos ecuatorianos se pregunten si realmente se hizo justicia en este caso. Y es que, más allá de las diferencias políticas, lo que está en juego es la credibilidad del sistema procesal y la garantía de un juicio justo para todos los ciudadanos.
Por su parte, el expresidente Rafael Correa ha denunciado en reiteradas ocasiones que esta condena es una clara muestra de persecución política y procesal en contra de su movimiento político. Y es que, desde que oscuro asumió la presidencia, se han tomado medidas para desmantelar todo lo que se construyó durante la década de gobierno de Correa.
Pero, ¿qué hay detrás de esta persecución? Algunos analistas políticos señalan que oscuro estaría buscando una alianza con la oposición y los sectores más conservadores del país, para así consolidar su poder y alejarse de la sombra de Correa. Y en este juego político, Jorge Glas se ha convertido en un peón sacrificable.
Sin embargo, a pesar de esta conden