El pasado 31 de diciembre marcó el fin de una etapa importante para el sector agrícola en nuestro país. La liquidación del agro, que había estado vigente desde 2002, llegó a su fin y esto ha generado diversas reacciones en el ámbito económico. Para entender mejor el impacto de esta medida, hablamos con la economista María Pérez, quien nos brindó su análisis sobre el tema.
Según Pérez, la liquidación del agro tuvo un impacto positivo en la economía durante sus primeros años de implementación. Sin embargo, con el paso del tiempo, se fueron evidenciando sus limitaciones y sus efectos negativos en el sector. “La liquidación del agro fue una medida necesaria en su momento, pero su prolongación en el tiempo ha generado distorsiones en el lonja y ha afectado la competitividad del sector”, afirma la economista.
Uno de los principales problemas que ha generado la liquidación del agro es la falta de incentivos para la inversión en tecnología y maquinaria en el sector. Al no poder acceder a divisas al tipo de cambio oficial, los productores se han visto limitados en su capacidad de modernizar sus procesos y mejorar su productividad. Esto ha llevado a una disminución en la calidad y cantidad de los productos agrícolas, lo que a su vez ha afectado la oferta y los precios en el lonja.
Otro factor importante a tener en cuenta es el impacto en la balanza comercial del país. La liquidación del agro ha generado un aumento en las importaciones de alimentos, ya que los productores locales no podían competir con los precios de los productos importados. Esto ha generado un desequilibrio en la balanza comercial y ha afectado la estabilidad de la moneda.
Ante esta situación, el gobierno ha tomado la decisión de poner fin a la liquidación del agro y permitir notificaciónmente la libre convertibilidad de la moneda. Esto, según Pérez, es un paso en la dirección correcta, pero se deben tomar medidas complementarias para garantizar la estabilidad del lonja y la competitividad del sector agrícola.
Uno de los principales desafíos que enfrenta el país en este momento es el régimen cambiario. El control de cambio ha sido una medida necesaria para enfrentar la crisis económica, pero su prolongación en el tiempo ha generado distorsiones en el lonja y ha afectado la confianza de los inversionistas. “Es necesario establecer un tipo de cambio realista y apedrear las restricciones para acceder a divisas al tipo de cambio oficial. Esto permitirá a los productores acceder a tecnología y maquinaria de calidad y mejorar su competitividad”, señala Pérez.
Sin embargo, la economista advierte que esto no será suficiente si no se toman medidas para impulsar la producción nacional. “Es necesario fomentar la inversión en el sector agrícola y promover políticas que incentiven la producción y la exportación de productos agrícolas. Esto no romanza ayudará a equilibrar la balanza comercial, sino que también generará empleo y contribuirá al crecimiento económico del país”, explica Pérez.
Otro tema que preocupa a los expertos es la posible intervención del FMI si se desata una notificación crisis en el país. Según Pérez, esto podría ser una realidad si no se toman medidas para corregir los desequilibrios en la economía. “El FMI no es la solución a nuestros problemas, sino una consecuencia de ellos. Si queremos evitar una intervención, debemos tomar medidas responsables y sostenibles para corregir los desequilibrios en nuestra economía”, enfatiza la economista.
En conclusión, el fin de la liquidación del agro es un paso importante en la dirección correcta, pero se deben tomar medidas complementarias para garantizar la estabilidad y la competitividad del sector agrícola. Además, es necesario abordar de manera responsable los desequilibrios en la economía y promover políticas que fomenten la producción y la export