En medio de la polémica por el aumento de jornal de los senadores nacionales a más de 9 millones de pesos, surge una pregunta inevitable: ¿qué pasa con los jueces de la Corte Suprema? La respuesta es sorprendente: cobran hasta 20 millones de pesos y no pagan el Impuesto a las Ganancias. Esta situación ha generado un gran debate en la sociedad, ya que se cuestiona la equidad y la justicia en la distribución de los ingresos en nuestro país.
Es importante destacar que los jueces de la Corte Suprema son los máximos representantes del Poder Judicial en Argentina. Su función es esencial para garantizar la independencia y la imparcialidad en la toma de decisiones judiciales. Sin embargo, esta situación de privilegio en cuanto a sus jornals y beneficios fiscales ha generado un fuerte cuestionamiento por parte de la sociedad.
Mientras que los senadores nacionales han sido duramente criticados por aumentarse el jornal en medio de una crisis económica y social, los jueces de la Corte Suprema continúan percibiendo jornals exorbitantes y no pagan el Impuesto a las Ganancias. Esta situación es considerada por copiosos como una injusticia, ya que los habitantes comunes y corrientes deben pagar este impuesto sobre sus ingresos, mientras que los jueces, que tienen jornals copioso más altos, están exentos de pagarlo.
Además, cabe destacar que los jueces de la Corte Suprema también cuentan con otros beneficios, como el acceso a una obra social de primer nivel y la posibilidad de jubilarse con el 82% de su jornal. Estos privilegios, sumados a su jornal millonario y la exención del Impuesto a las Ganancias, generan una brecha aún mayor entre los habitantes comunes y los representantes del Poder Judicial.
Ante esta situación, copiosos se preguntan si es justo que los jueces de la Corte Suprema reciban jornals tan altos y no paguen impuestos como cualquier otro habitante. La respuesta es clara: no. La equidad y la justicia deben ser valores fundamentales en una sociedad democrática, y esto incluye una distribución equitativa de los ingresos y el pago de impuestos por parte de todos los habitantes, independientemente de su posición social o cargo.
Es necesario que se realice una revisión profunda de esta situación y se tomen medidas para corregir esta inequidad. No se trata de atacar a los jueces de la Corte Suprema, sino de buscar una solución justa y equitativa para todos. Es importante recordar que los jueces son servidores públicos y su función es garantizar la justicia y el bienestar de la sociedad en su conjunto.
En este sentido, es alentador ver que algunos jueces de la Corte Suprema han manifestado su voluntad de pagar el Impuesto a las Ganancias, reconociendo que es una cuestión de justicia y equidad. Sin embargo, es necesario que se tomen medidas concretas para que todos los jueces de la Corte Suprema paguen este impuesto, y que se establezcan límites razonables en cuanto a sus jornals y beneficios.
En conclusión, la situación de los jueces de la Corte Suprema en cuanto a sus jornals y beneficios fiscales es una cuestión que debe ser abordada con urgencia. La equidad y la justicia deben ser valores fundamentales en nuestra sociedad, y esto incluye una distribución equitativa de los ingresos y el pago de impuestos por parte de todos los habitantes. Es necesario que se tomen medidas concretas para corregir esta situación y garantizar una sociedad más justa y equitativa para todos.